La sabiduría criolla, basada en principios científicos como la borra de café y el canto de los gallos a medianoche, tiene una explicación lógica a cualquier problema femenino: el pene, pana, el pene! Sí, señora, si a Ud. no le llega agua a su casa, es porque una ingeniera arrecha por la falta de sexo hace mal su trabajo y se le olvidó abrir alguna llave. Si una cajera le grita no es por maleducada. No, ella es un ser superior al Manual de Carreño. Discúlpela, es que anoche no supo lo que era un falo.
¿Grosero el párrafo anterior? Más grosera es la exacerbación de lo sexual como la única explicación posible a lo que pasa en el mundo, especialmente en la comunidad femenina. Freud, hermano, perdona la vaina. Yo sé que tú eres el güevo pelao’ del Psicoanálisis, la verga dura de todo el asunto, pero no es posible que la gente reduzca todos su problemas a lo sexual (incluida yo, porque también resuelto todo con eso!). ¿Jefa arrecha? Déle una dosis de pene-valeriana para que se calme ¿Enfermera malencarada? Hágale la segunda con el camillero, será un acto humanitario. ¿Conductora loca? Dios, no la multen! Va urgida a un encuentro íntimo. No, tú no estás haciendo el trabajo mal, ni la clínica descuida el comportamiento de su personal, ni la conductora es irresponsable. No! Es-que-no-han-re-ci-bi-do-se-xo.
Sí, el sexo es parte fundamentalísima de la vida (si no, más o menos cómo es que estamos en esta guarandinga que llaman “Mundo”?). No pretendo minimizar todos los problemas reales relacionados con ese tema clave para nuestra salud, aunque algunos no lo admitan. No, Dios me libre. Es que no justifico que tratemos de juzgar nuestros éxitos y fracasos en función de una presunta frecuencia sexual, imposible de comprobar ante los demás y una cosa que sólo nos interesa a nosotros mismos. No me gradué, pero tengo un marido que es león hambriento en nuestro colchón semi-ortopédico. No tengo para comprarme un carro, y no es porque no ahorro, es por mala suerte, pero disfruto de unos polvos FA-BU-LO-SOS.
Cada vez que me dicen “Búscate un marido que te machuque! Tendrás un buen trabajo, pero eres una pobre infeliz”, me asusto, me estremezco. Y no es porque sea cierto o falso, sino porque es el argumento más idiota que oigo cuando le reclamo al vecino que no me deja dormir con un fiestón entre semana, cuando le reclamo a mi hermana por lo que deja de hacer en nuestro hogar, cuando exijo que respeten mis derechos. Porque la gente quiere herir al otro para justificar sus faltas apelando al sexo.
Y no se crea que yo esté libre de culpa. Si no estoy metida en el fango, estoy untadita. Más de una vez he justificado un mal servicio por la poca frecuencia sexual de quien me atiende. No es que a la amiga le fastidie lo que hace, ni que le falte instrucción en su labor, es que no hay suficiente “penEcilina” en su organismo. Sí, yo también lo hago, movida por esa “técnica de resolución de conflictos” tan denigrante, pero fundamentalmente por la poca capacidad de analizar realmente nuestra responsabilidad en los asuntos.
Me asusta mi ignorancia. Es que en ningún lugar se compra mercado con un pene en la cartera, ni hay descuentos por sexo la noche anterior. Se imaginan una promoción como “Use nuestras tarjetas y obtenga descuentos por Provipolvos”?. Eso no existe, señores. El sexo es un derecho humano (sí, estimados), y mientras más lo usemos para agredir a otros, más disminuidos como humanos quedamos. Así que hagamos un esfuerzo por levantar un poquito la mirada del cierre de nuestros pantalones, porque estamos saldando nuestras faltas basados en los “requisitos mínimos” para vivir en una la sociedad falócrata.
¿Grosero el párrafo anterior? Más grosera es la exacerbación de lo sexual como la única explicación posible a lo que pasa en el mundo, especialmente en la comunidad femenina. Freud, hermano, perdona la vaina. Yo sé que tú eres el güevo pelao’ del Psicoanálisis, la verga dura de todo el asunto, pero no es posible que la gente reduzca todos su problemas a lo sexual (incluida yo, porque también resuelto todo con eso!). ¿Jefa arrecha? Déle una dosis de pene-valeriana para que se calme ¿Enfermera malencarada? Hágale la segunda con el camillero, será un acto humanitario. ¿Conductora loca? Dios, no la multen! Va urgida a un encuentro íntimo. No, tú no estás haciendo el trabajo mal, ni la clínica descuida el comportamiento de su personal, ni la conductora es irresponsable. No! Es-que-no-han-re-ci-bi-do-se-xo.
Sí, el sexo es parte fundamentalísima de la vida (si no, más o menos cómo es que estamos en esta guarandinga que llaman “Mundo”?). No pretendo minimizar todos los problemas reales relacionados con ese tema clave para nuestra salud, aunque algunos no lo admitan. No, Dios me libre. Es que no justifico que tratemos de juzgar nuestros éxitos y fracasos en función de una presunta frecuencia sexual, imposible de comprobar ante los demás y una cosa que sólo nos interesa a nosotros mismos. No me gradué, pero tengo un marido que es león hambriento en nuestro colchón semi-ortopédico. No tengo para comprarme un carro, y no es porque no ahorro, es por mala suerte, pero disfruto de unos polvos FA-BU-LO-SOS.
Cada vez que me dicen “Búscate un marido que te machuque! Tendrás un buen trabajo, pero eres una pobre infeliz”, me asusto, me estremezco. Y no es porque sea cierto o falso, sino porque es el argumento más idiota que oigo cuando le reclamo al vecino que no me deja dormir con un fiestón entre semana, cuando le reclamo a mi hermana por lo que deja de hacer en nuestro hogar, cuando exijo que respeten mis derechos. Porque la gente quiere herir al otro para justificar sus faltas apelando al sexo.
Y no se crea que yo esté libre de culpa. Si no estoy metida en el fango, estoy untadita. Más de una vez he justificado un mal servicio por la poca frecuencia sexual de quien me atiende. No es que a la amiga le fastidie lo que hace, ni que le falte instrucción en su labor, es que no hay suficiente “penEcilina” en su organismo. Sí, yo también lo hago, movida por esa “técnica de resolución de conflictos” tan denigrante, pero fundamentalmente por la poca capacidad de analizar realmente nuestra responsabilidad en los asuntos.
Me asusta mi ignorancia. Es que en ningún lugar se compra mercado con un pene en la cartera, ni hay descuentos por sexo la noche anterior. Se imaginan una promoción como “Use nuestras tarjetas y obtenga descuentos por Provipolvos”?. Eso no existe, señores. El sexo es un derecho humano (sí, estimados), y mientras más lo usemos para agredir a otros, más disminuidos como humanos quedamos. Así que hagamos un esfuerzo por levantar un poquito la mirada del cierre de nuestros pantalones, porque estamos saldando nuestras faltas basados en los “requisitos mínimos” para vivir en una la sociedad falócrata.
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