(19/02/2008)
Me impresiona saber que puedo perturbarte tanto como un niño que reacciona agresivo ante el maestro que le castiga. No te imagino en tu metro con 85 centímetros de estatura tembloroso por un sentimiento que haces llamar rabia, cuyo origen va más allá de las razones que pude haberte dado para odiarme. ¿Cuál es el origen de tu resentimiento, cuando yo fui la mujer que durante meses se hizo el harakiri emocional por ti, por tu indiferencia, por los recuerdos de una pasión que nunca podré sustituir, por un secreto tan extraño sobre ti que ni tú imaginabas?
Se supone que yo, en el guión propio de las relaciones amorosas que las novelas y otros referentes ofrece, debo sentir ganas de matarte ad infinitum, pero no las tengo. Se prevé que, en esta altura del partido, debo envenenar mis palabras cuando deba referirme a tu humanidad. Se supone que el resentimiento lo debo tener yo, pero me has ganado en pasión y emoción. Incluso, me superas en sentimiento, porque sólo hoy caigo en cuenta de los cráteres que dejé cuando transité por ese terreno árido y confuso que los poetas y comerciantes del día de San Valentín hacen llamar corazón.
*Otro texto rescatado de Vitrina de Nimiedad dedicado a ti, Loco de carretera.
Me impresiona saber que puedo perturbarte tanto como un niño que reacciona agresivo ante el maestro que le castiga. No te imagino en tu metro con 85 centímetros de estatura tembloroso por un sentimiento que haces llamar rabia, cuyo origen va más allá de las razones que pude haberte dado para odiarme. ¿Cuál es el origen de tu resentimiento, cuando yo fui la mujer que durante meses se hizo el harakiri emocional por ti, por tu indiferencia, por los recuerdos de una pasión que nunca podré sustituir, por un secreto tan extraño sobre ti que ni tú imaginabas?
Se supone que yo, en el guión propio de las relaciones amorosas que las novelas y otros referentes ofrece, debo sentir ganas de matarte ad infinitum, pero no las tengo. Se prevé que, en esta altura del partido, debo envenenar mis palabras cuando deba referirme a tu humanidad. Se supone que el resentimiento lo debo tener yo, pero me has ganado en pasión y emoción. Incluso, me superas en sentimiento, porque sólo hoy caigo en cuenta de los cráteres que dejé cuando transité por ese terreno árido y confuso que los poetas y comerciantes del día de San Valentín hacen llamar corazón.
*Otro texto rescatado de Vitrina de Nimiedad dedicado a ti, Loco de carretera.
Comentarios